No es fácil encotrar, en una sierra repleta de granito, un oficio tan castellano como el de los hornos de cal, que se utilizaba en la construcción como un material tan básico como hoy nos pueden parecer el cemento o el ladrillo.
Los hornos de cal de Guadalix de la Sierra y Soto del Real son los últimos en esta zona de tanta tradición calera. Tal vez deberían preservarse sólo por ello, sobre todo en Soto, donde la presión urbanística sobre dichos elementos es altamente preocupante. En Guadalix de la Sierra queda algún antiguo productor vivo, para hacer una demostración y recuperar así con vídeo este patrimonio inmaterial . En Soto ya no quedan viejos caleros.
En la pequeña franja carbonatada en la Sierra Norte de Madrid es frecuente encontrar antiguos hornos de cal. Se han inventariado decenas de ellos en el marco de un Proyecto de Investigación de la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid titulado: «Arqueología Industria: Conservación del Patrimonio Minero-Metalúrgico madrileño «.
Los romanos perfeccionaron la calidad de los morteros de cal, a través de la dosificación de sus componentes y experimentaron con la adicción de puzolanas o restos de arcilla cocida, para conferir al mortero propiedades hidráulicas, tras la experimentación de diversas mezclas con la incorporación de cal viva, concluyó con la formulación empleada en los morteros romanos:
La España árabe, a través de las mezclas de cal, yeso y áridos de mármoles, perfeccionaron las técnicas de yeserías y estucos, dejando numerosas muestras de extraordinarias decoraciones y del alto nivel técnico alcanzado.
En la Edad Media se prosiguió con el empleo de los morteros de cal en la construcción de los muros de fábrica y mampostería.
Durante el siglo XX se ha producido la decadencia en el empleo de la cal en la construcción, numerosas son las circunstancias que han influido en ello: Sustitución de la tipología estructural clásica y el empleo de las estructuras metálicas y de hormigón armado; la aparición del cemento Portland y uso generalizado en todos los elementos constructivos; las fábricas de ladrillo visto, la comercialización de mármoles y granitos y su uso en aplacados; el desarrollo tecnológico y la aparición de pinturas, morteros sintéticos y el empleo de vidrios y metales en muros cortina; las corrientes migratorias hacia Europa de la mano de obra especializada y posteriormente el encarecimiento de la mano de obra; etc.
En el último tercio del siglo pasado se ha producido, por varias circunstancias, una corriente de apreciación de las técnicas artesanales y de los materiales tradicionales. Como una solución técnica, sobradamente experimentada, a los problemas planteados por la aplicación de materiales y técnicas modernas, sin tradición ni datos sobre su comportamiento a medio y largo plazo.
USOS DE LA CAL
La cal, en sus numerosas aplicaciones, ya sea en forma de lechada, pasta o mortero, presenta una serie de ventajas que la convierten en el material idóneo para muchos usos:
– La bondad de la cal grasa apagada, permite unos trabajos con unos resultados estéticos inalcanzables para el resto de los materiales.
– Sus resultados en numerosas aplicaciones han sido probados a lo largo de la historia, teniendo una experiencia documentada en su uso como en ningún otro material.
– Los morteros de cal son elásticos, evitando las retracciones.
– No producen sales nocivas.
– Favorecen la permeabilidad del vapor de agua a través de los cerramientos.
– Al mezclarlos con áridos y pigmentos y después del trabajo artesanal no precisan un revestimiento posterior, como en el caso de los enfoscados con mortero de cemento.
– En las fábricas, tiene unas características muy similares al material que liga, piedra o ladrillo.
– Son impermeables, aplicados como revestimientos exteriores.
Estos hornos tradicionales dejaron de funcionar entre los años sesenta y principios de los setenta, debido a la modernización de los procesos productivos. Aun hemos podido hablar con antiguos productores, ya mayores.
GUADALIX DE LA SIERRA
Jiménez de Gregario (1970) en su«Apunte geográfico-económico de algunos pueblos de la provincia de Madrid en el año 1752» menciona que en Guadalix de la Sierra se hace cal y carbón, combustible necesario para los hornos de calcinación.
En Guadalix de la Sierra abundaron las caleras desde tiempos inmemorables y han perdurado hasta hace unos cincuenta años.
En Sogueros de Arriba estaban las de D. Santos Hernán, ya desaparecidas. Asimismo, en la curva de las Canalejas hubo otra industria, propiedad de D.Mariano García, que se explotó hasta los 60, también perdida, así como otra que hubo en la carretera de Miraflores.
Sólo se conservan en buen estado las de la carretera de Guadalix de la Sierra a Colmenar Viejo . Están a unos 3 km del pueblo, a mano izquierda y junto a un camino de tierra; allí nos encontramos con dos hornos tradicionales de cal .Estas explotaciones cerraron a finales de los sesenta .
PROCESO PRODUCTIVO
La cantera se situaba a un kilómetro de distancia, cosa rara porque lo normal era construir el horno cerca de la explotación minera. El transporte de la piedra se efectuaba mediante un carro tirado por bueyes (o vacas, según el caso) . La extracción se realizaba con cuñas y más tardíamente con ayuda de la pólvora. Volcaban los carros cerca del horno y con losetas pequeñas iban levantando el chozo o bóveda que quedaba cerrada o atascada por el cuño. Tras la construcción de la bóveda se producía el relleno con piedras calcáreas del resto del horno. La operación de preparar el horno duraba un par de días, todo dependía del número de obreros.
Para la cocción se usaba cualquier tipo de leña, empleándose la de los montes próximos al municipio. La operación se prolongaba durante tres días y tres noches. Cada seis horas una pareja de caleros tomaba el relevo, para vigilar el proceso y alimentar de combustible el horno. Estos operarios debían comprobar como iba la cocción, si bien o mal. Transcurrido este tiempo, se enfriaba el horno durante tres días, para ello, se echaba agua a las brasas.
Quitando la parte superior del horno «cocreta» que se tiraba, se producía la descarga de la piedra cocida, operación que duraba dos días. Se sacaban unas 30 Tm. La piedra que no estaba suficientemente calcinada se tiraba, no valía para recocer. Luego se molía el material. En total, el proceso duraba 1O días. La cal obtenida se comercializaba por los pueblos de la Sierra más próximos, tal es el caso de Colmenar Viejo, Miraflores de la Sierra, El Molar, etc.:
» Para yeso el de El Vellón / la cal de Guadalix / albañiles de Pedrazuela / y chicas bonitas las de El Molar».
Al final de los años 60 el precio estaba a 2 ptas./kg al por menor. Al por mayor era aún menos.
DESCRIPCIÓN DE LOS HORNOS
El horno nº 1 aparece en la margen izquierda del camino, según abandonamo s la carretera de Guadalix de la Sierra a Colmenar Viejo. Es cilíndrico, de cuba, semienterrado en el suelo, con una altura de 2,50 m y diámetro de 2,60 m (Figs. 2, 4 y 5). Está construido con mampuestos de gneis, aunque también se intercala alguno calizo e incluso de cuarzo lechoso. La puerta de acceso a la plaza viene emboquillada por dos muretes (de 1,40 m y de 1,80 m de largo respectivamente), es de rústica arquería de medio punto, su altura 1 m y su anchura O,70 m. Los mampuestos del arco son de 45 o 50 cm de largo. Hay restos de carbonilla en la zona. La capacidad del horno es de 18/ 20 Tm.
El horno nº 2 aparece al otro lado del camino, frente al anterior. La morfología es similar : horno de cuba cilíndrico de 3 m de altura y 2, 50 m de diámetro. La puerta algo mayor: altura 1,30 m y ancho 0,70.
m. Los materiales constructivos también son los mismos. Se ha preservado bien, porque fue cubierto con vigas, plástico y tierra, para utilizar el hueco como almacén.
SOTO DEL REAL (ANTIGUO CHOZAS DE LA SIERRA)
Miñano (1826) y Madoz (1847) citan a los carboneros de Chozas de la Sierra, pero no la producción histórica de cal. Pensamos que aquí ha habido caleras, pero no de la importancia de las de Guadalix. El último calero de Soto del Real fue D. Manolo Valdivieso, sus hornos cesaron en la producción hacia 1966 ó 1967.
Estos hornos se ubican al pie de sus canteras, a mano izquierda de la carretera de Soto del Real a Colmenar Viejo, a la salida del pueblo, tras superar un Centro de Interpretación de la Naturaleza de la Comunidad de Madrid.
Caleras de D. Manolo Valdivieso
No tenemos testimonio del funcionamiento de estas caleras, pero sí de otras similares en distintos lugares de Madrid, así como de fuera de la provincia. Los hornos son dos y están situados tras un vallado, ya que se hayan en una finca particular que se está urbanizando, con el consiguiente peligro para su conservación.
Los momentos de instalación de los hornos difieren en el tiempo, tal y como deducimos por la tipología constructiva y de los materiales empleados. Pensamos que el horno más antiguo es el ubicado a Levante (horno nº 1). Se trata de un horno de cuba cilíndrico, excavado en el suelo, algo abovedado en su parte superior y forrado de mampuestos, recubiertos de barro como elemento refractario (Fig. 8). Su altura aproximada, a ojo de buen cubero, es de unos 5 m y el diámetro de unos 3 m. A la plaza se accede por una puerta acuñada, bajo un dintel plano de granito.
Junto a este elemento se dispone, cogiendo un poco más de altura, la estructura del horno nº 2 (Figs. 7 y 11), también excavado en el suelo. Se trata de un horno ahusado de unos 6 m de altura, construido con mampuestos y de igual forma forrado internamente con barro (Fig. 13). A los pies del horno y hacia la carretera nos encontramos una escombrera con residuos leñosos de carbón vegetal, lo que era previsible de acuerdo con la tradición carbonera local, pero se aprecian también restos de carbón mineral tal vez de la última época de producción (Fig. 1O). El acceso al interior es a través de un arco de medio punto, por encima del cuál se dispone una hilada de ladrillo hueco, para sostener toda la piedra que cierra externamente el elemento (Fig. 12).
Figura 1O. Caleras de D. Manolo Valdivieso (horno nº 1). En primer término, escombrera. Foto tomada desde la carretera.
BIBLIOGRAFIA
HORNOS DE CAL EN GUADALIX DE LA SIERRA Y SOTO DEL REAL (MADRID), Octavio Puche Riart, Luis F. Mazadiego Martínez y Luis Jordá Bordehore. ETSI Minas, Jiménez de Gregario, F. 1970.
Apunte geográfico-económico de los pueblos de la provincia de Madrid en el año 1752.
Anales del Instituto de Estudios Madrileños, VI, 397-416.
Madoz, P. 1847. Chozas de la Sierra. En: Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones en ultramar. Est. Tipográfico-Literario Universal, Madrid, VII, 345-346.
Miñano, S. de 1826*2001. Chozas de la Sierra, en Diccionario Geográfico-Estadístico de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Madrid y Toledo. Ed. de la Librería Rayuela, Sigüenza, Guadalajara, 1, pág. 157.
Santiago Durán García
Arquitecto Técnico (UPM)
MDI Máster En Dirección Inmobiliaria (UPM)
EEM Gestor Energético Europeo (UPM European Energy Manager)
T/f 918.433.646 M. 618.519.717
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