LA CAMARA DE COMERCIO DE PRIEGO DE CORDOBA Por Santiago Durán

Santiago Duran García PROYECTOS Leave a Comment

Hay edificios que vistos por un turista ayudan a comprender el espíritu de una ciudad en un momento concreto de la historia, un faro entre obras que no llaman la atención ni nos  emocionan, edificios modestos en tamaño pero singulares por su concepción y desarrollo como una escultura, un inmueble único..
La Cámara de Comercio de Córdoba, es un edificio situado en la calle Pérez de Castro nº1, en Córdoba. Proyectado por los arquitectos Rafael de La-Hoz Arderius y José María García Paredes y concluido en 1955, representa la búsqueda de un nuevo lenguaje arquitectónico en la modernidad.  
En palabras del mismo Rafael de La-Hoz “La Cámara de Comercio representó, pues, para nosotros un punto de partida y una base de evolución, una realidad viva y palpitante de Arquitectura, y la experiencia gozosa de tocar por vez primera, hechas materia, las líneas frías y especulativas de los planos».

Fotos De la fachada del Edificio de la Cámara de Comercio de Córdoba

La fachada es sencilla y ordenada, es una portada que se contrapone a la complejidad desarrollada en el interior del edificio, los huecos simétricos, perfilados por dinteles de piedra que interrumpen la continuidad de la cerámica, en fachada se aprecia el resultado del programa arquitectónico llevado a cabo en el interior.

EL ARQUITECTO
Rafael de La-Hoz Arderius realizó obras muy importantes en la ciudad de Córdoba, como el Edificio de la fábrica de cervezas El Águila en la misma ciudad,  el edificio de la Caja Provincial de Ahorros de Córdoba o el Edificio Hospital General.

DESCRIPCIÓN
Tras la entrada nos recibe un gran espacio diáfano con dos puntos de referencia; un gran mostrador (obra del escultor Jorge Oteiza) que brota del suelo para señalar hacia la escalera principal, el segundo golpe de efecto, que se configura como remate y punto de orientación en todo el edificio.
La sensación espacial es mucho más compleja que, no estamos acostumbrados a ver un  techo oscuro que aparece sembrado de focos empotrados a modo de cielo estrellado, y el fondo del recinto es un espejo que multiplica de manera extraña el espacio, ampliando el mismo, junto con el suelo de piedra artificial, con dibujos toscos y enormes, recuerda una calzada romana.

En la planta primera los recursos efectistas se relajan ante el programa funcional. La escalera semicircular sobre un fondo de paveses sigue apareciendo como elemento estrella alrededor del cual se distribuyen los espacios principales.
Los intersticios que se generan se utilizan como recintos para funciones secundarias. El recorrido que impone la escalera termina en el salón de actos de la planta segunda, un espacio compacto y simétrico aunque configurado con una piel envolvente y blanda.

Los espacios interiores nos recuerdan a la arquitectura formalista americana de aquellos años, y más concretamente a la figura de Eero Saarinen, mientras la fachada aparece compuesta según estrictos criterios de simetría y centralidad no reflejan los vertiginosos escenarios del interior, especialmente de la planta baja.
La búsqueda del efecto pictórico es evidente, y queda ya anunciada por el gran marco que delinea el contorno y separa el edificio del entorno urbano, renunciando a cualquier tipo de continuidad con las viviendas aledañas. A partir de aquí y sobre un marcado lienzo de fondo aplacado de piedra artificial, las aperturas de fachada, perfectamente perfiladas, se disponen en esa búsqueda de un lenguaje propio, distinto.

Imágenes del Acceso y la escalera que recorre el edificio, con detalle de la escultura de Jorge Oteiza en su ojo, desde la parte inferior y la superior

La sugerente forma del solar; una especie de rectángulo que se flexiona sobre sí mismo  desarrolla el interior del edificio según una serie de escenas concatenadas por prolongadas curvas, elegantes y sinuosas.
La experiencia de estar ante un edificio distinto se ve reforzada por una apuesta por la expresionista elección de materiales de marcada textura para acentuar los diferentes planos arquitectónicos.
En la planta baja, accedemos al vestíbulo principal, espacio diáfano, donde se ha empleado todo un lenguaje expresivo, líneas y perspectivas crean una sensación de fluidez y dinamismo, punto de referencia es el mostrador que emerge del suelo. Aquí se recogen las funciones principales del edificio, donde no se descuida ningún detalle, tanto en el diseño del mobiliario o el pavimento, la escalera semicircular es el elemento que articula el espacio y genera espacio nuevo que se emplea para funciones secundarias del edificio.

La planta 1ª comienza en la escalera, que  centra el espacio hacia las distintas dependencias que se articulan, como la biblioteca, sala de juntas, y despacho de la presidencia. En la biblioteca, hoy desaparecida, se encontraban estanterías corridas, y se proyectaron también unos puestos de lectura, con unas formas quebradas, dispuestas en forma de zigzag y orientadas hacia la entrada de la luz, este diseño era la consecuencia de haber estudiado correctamente la entrada de la luz, eran soluciones encaminadas al aprovechamiento del espacio y de la luz.
En la sala de Juntas se dispone una mesa alargada con doce puestos, que aún hoy se conserva, en este espacio encontramos un pirograbado de Miguel del Moral, con una iconografía de San Rafael, Tobías y el pez. El suelo de la biblioteca y la sala de Juntas, era un terrazo verdoso continuo, que daba unidad a ambos espacios, llevado a cabo por Nigarol.

Plantas del Edificio, adaptadas al solar que se curva hacia el interior de la parcela

En la presidencia se distingue dos ambientes, diferenciados por altura y la textura del suelo, el primer ambiente es un antedespacho, proyectado para la reunión, es un espacio cóncavo, donde las paredes tienen un tratamiento con entablillado de madera, de influencia nórdica, que permite una acústica eficaz, además de incluir una chimenea, el mobiliario sigue teniendo la particular firma de Rafael de La-Hoz.
 En la segunda altura el suelo negro de mármol, en bandas longitudinales, es la zona de trabajo que se eleva simbolizando su prioridad, la luz en este espacio se introduce por medio de un ventanal que da al patio, en el que se han dispuesto cortinas venecianas para la regulación de la luz, y bajo la ventana recorren su longitud dos estanterías sutiles y airosas.

Las puertas eran batientes del taller de Aranda, de madera decapada. Todo el mobiliario diseñado tiene una cuidada textura y acabados, se ven huecos que permiten ver a través de ellos, permitiendo así jugar con el espacio.
Esta división de espacios se ejerce con el empleo de los efectos, texturas y acabados, más que con divisiones físicas, se suprime todo aquello que es innecesario.
La escalera desemboca en la segunda planta, frente al salón de actos, y un vestíbulo, donde encontramos una escultura de Jorge Oteiza. Este pequeño espacio está iluminado por un ventanal que da al patio. El salón de actos es un espacio de una sola nave, con una cabecera elíptica.

Es un espacio donde las paredes se han recubierto con tablillas de madera, ya previstas en su momento para el tratamiento acústico del espacio.
Está cubierto con una bóveda de escayola, realizada por Rafael del Rosal, revestida con pan de oro, que se diseña así porque obedece a una distribución del sonido de manera que la voz del ponente pueda ser escuchada desde todos los puntos de la sala con la misma intensidad.
El mobiliario de esta estancia repite el diseño de sillas y tapizados anteriores, el suelo de madera.

Fotos una vez finalizadas las obras

AMPLIACIÓN
En los años 60 se llevó a cabo una reforma y ampliación, ejecutada también por Rafael de La-Hoz Arderius. Y aunque en la fachada se funden las dos construcciones, esta ampliación no tiene las señas de identidad de la primera intervención en la Cámara, se adaptaron ciertos espacios a los nuevos usos, restando cierta monumentalidad y diseño, perdiéndose además mobiliario original. La biblioteca se desmonta y se traslada a la nueva sede y en su lugar se crea una sala de reuniones.

MOBILIARIO INTERIOR
El cuidado diseño en la Cámara de Comercio también se puede observar en el mobiliario, cargado de influencias nórdicas y de referencias a los modelos americanos del momento.
Todo el diseño de mobiliario estuvo también enfocado al aprovechamiento de espacio, empleando sobre todo la madera, con formas dinámicas y angulosas, se crearon muebles para cada estancia, como estanterías en voladizo, mesas para los negociados y la biblioteca, o piezas como la cajonera realizada en madera de pino para la oficina, con el diseño de diente de sierra que empleará también para otros diseños del mobiliario, en una perfecta integración entre arquitectura y mobiliario.

Vista del Mobiliario Interior

OTROS ARTISTAS
Como se ha indicado anteriormente, el edificio alberga además obras de otros artistas como Jorge Oteiza, cuyas esculturas imprimieron personalidad al edificio, realizó para el hall una escultura mitad forma femenina, mitad núcleo de caracola, que se colocó en el hueco de la escalera, también realiza otra escultura realizada en madera de encina, sobre una base de piedra.

Otro artista fue Miguel del Moral que realizó un pirograbado Santo Arcángel, protector de la ciudad y patrono de los comerciantes. El hecho de contar con otros artistas como Oteiza y del Moral, por parte de Rafael de la Hoz, de alguna manera evidencia el interés por parte del arquitecto de incorporar creaciones artísticas en sus proyectos.
Parece que no ha pasado el tiempo, y muchas de las propuestas de este edificio siguen siendo poderosamente vigentes en cuanto a las circulaciones y usos, su estética nos remite a los años 50, pero con la calidad de un clásico, todavía vigente en la actualidad.

BIBLIOGRAFIA
Catálogo Abierto de Arquitectura de Córdoba

Santiago Durán García
Arquitecto Técnico (UPM)
MDI Máster En Dirección Inmobiliaria (UPM)
EEM Gestor Energético Europeo (UPM European Energy Manager)
M. 618.519.717
www.sduran.es /santiagodurangarcia@gmail.com / s.duran@sduran.es

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