OBRAS DE RECUPERACION
La recuperación del Monasterio de Santa María del Paular es una tarea que se inició con la declaración del conjunto como Monumento Histórico Nacional el 27 de junio de 1876. Esta declaración fue gracias al empeño de un grupo de intelectuales y artistas de la época, que bajo el auspicio de la Institución Libre de Enseñanza lo habían convertido en su lugar de encuentro, y a la labor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, debido al deterioro de la cartuja tras la desamortización llevada a cabo cuarenta años antes.
En 1844 sus propiedades inmuebles fueron divididas en lotes y adquiridas por particulares y 20 años después el Estado compró a los propietarios el edificio en sí del monasterio, que en 1876 fue declarado Monumento Nacional, lo que probablemente lo salvó de la ruina total.
A partir de 1918 se destinó una pequeña zona a la Cátedra de Paisaje de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Tras la guerra civil se creó un Parador de Turismo en el lugar que hoy ocupa el hotel y, en 1954, el conjunto se cedió en usufructo a la Orden Benedictina.
Durante los primeros 85 años del siglo pasado, los fondos se destinaron a la restauración de las áreas consideradas entonces de mayor valor artístico, pero la complejidad de los daños, la gran extensión del conjunto monástico y la ausencia de metas a medio y largo plazo, impidieron realizar intervenciones ordenadas según una hoja de ruta que definiera las prioridades.
El Plan Director de Intervención Integral realizado en 1991, estableció, con carácter general, una evaluación de daños del conjunto. Poco después, en 1996, se redactó, por iniciativa del entonces Ministerio de Cultura y de la Comunidad de Madrid, un “Plan Director de Intervención Integral”. Esta herramienta definió los objetivos estratégicos y los programas de actuación que, sin duda, ha sido la guía que ha tutelado las inversiones llevadas a cabo en los últimos años.
El éxito del Plan Director ha radicado en fijar objetivos factibles, coherentes con la política y la normativa en materia de Patrimonio Cultural, y en coordinar su ejecución adaptándolos a los recursos disponibles por las Administraciones Públicas e instituciones implicadas.
Fotografía de Gárgolas del Claustro.
La gestión de las intervenciones a realizar en el Monasterio se lleva a cabo mediante una Comisión de Seguimiento (creada el 18 de marzo de 1998) en la que participan el Ministerio de Cultura, la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Rascafría, la Orden Benedictina y la Asociación de los Amigos de El Paular. Esta Comisión es la encargada de proponer, de acuerdo con las necesidades y criterios técnicos del Plan Director, las actuaciones prioritarias.
Las actuaciones, en principio dirigidas a la preservación del monumento, se han orientado en mejorar tanto su funcionalidad, como la puesta en valor de los bienes muebles y elementos singulares que contienen, de modo que el visitante pueda percibir la verdadera significación histórica y arquitectónica del conjunto monumental.
Respecto a las paredes interiores de las cuatro galerías, estaban decorados (hasta el año 1836 y desde el 2011) por 56 cuadros de enorme tamaño, pintados por el artista italiano Vicente Carducho (1576-1638), que representaban temas de devoción cartujana como escenas de la vida de San Bruno y de otros varones ilustres de la Orden cartujana.
Este proyecto, realizado por el Museo Nacional del Prado y concluido en 2011, junto con la intervención previa de restauración arquitectónica del claustro llevada a cabo por el IPCE, ha permitido que dicho espacio sea accesible a los ciudadanos en su completo esplendor.
Las cincuenta y dos telas del Claustro se dividen en dos grupos: los veintisiete primeros ilustran la vida del fundador, San Bruno de Colonia (1035-1101), desde el momento mismo en que decide abandonar la vida pública y retirarse a la Grande Chartreuse, hasta su muerte y primer milagro. El segundo grupo está dedicado a los hechos más notables de los cartujos en Europa, un recorrido por los siglos XI al XVI que muestra el impulso fundacional de la orden, y los tópicos sobre la misma: el retiro en paisajes solitarios de gran belleza y la vida de humildad, mortificación y penitencia, dedicada al estudio y la oración.
Finaliza el ciclo con escenas “heroicas”, la persecución y el martirio padecidos por algunas comunidades cartujanas en los siglos XV y XVI, pretendiendo reforzar la fe de los cartujos, al tiempo que proyectaban los conflictos religiosos y territoriales de la Europa del momento. La serie refleja bien la característica religiosidad del Barroco, marcada por la oración, el martirio, los milagros y las visiones extáticas.
Durante los últimos doce años el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, a través del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), ha llevado a cabo diversas actuaciones de investigación, conservación y restauración en gran parte de este patrimonio tanto mueble, como inmueble, desde el retablo mayor de alabastro policromado o la sillería de coro, pasando por la portada de piedra del recinto, hasta las cubiertas del conjunto.
La inversión total en estos trabajos ha ascendido a más de doce millones de Euros.
Una de las actuaciones que se ha realizado, es la restauración de cubiertas del monasterio benedictino por la empresa CABBSA, (www.cabbsa.com). El gabinete de arquitectura encargado de este proyecto y la dirección de obra es BAB Arquitectos (www.bab- arquitectos.com).
La solución adoptada para la rehabilitación de los tejados del monasterio ha sido la colocación de Lámina impermeable y transpirable sobre la base existente, rectificada y/o reforzada, como solución de impermeabilidad hasta finalización de obra, para evitar posibles humedades o filtraciones, un posterior enrastrelado de madera para soporte y apoyo en la fijación de las placas de cemento reforzado, colocación de aislante de poliestireno extruido entre los rastreles de madera y espumado de los espacios entre paneles aislantes.
Finalmente y como terminación, se han utilizado 2 tipos de tejas cerámicas curvas: Tejas viejas recuperadas en los aleros Tejas nuevas envejecidas en el resto del tejado, colocadas con gancho candil y espuma de poliuretano y fijadas mediante tornillo la fila del alero y además una hilada de cada cinco.
De esta manera se obtiene una cubierta ventilada entre tablero y la placa Euronit y otra más entre la dicha placa y las tejas, En el remate del borde se coloca un “peine” antipajaros fijado sobre el último rastrel de madera y Tejas curvas canal y cobijas viejas recuperadas: fijadas mediante tornillos a la placa de cemento reforzado y rastrel de madera. De esta manera se fija la primera hilada del tejado y, además, se refuerza el alero, que ha de soportar el peso de las formaciones de hielo que se producen por las grandes heladas de esta zona.
Tejas curvas canal y cobija viejas recuperadas fijadas mediante tornillos a la placa de cemento reforzado y el rastrel de madera o soporte correspondiente. De esta manera se fija la primera hilada del tejado y además se refuerza el alero, que ha de soportar el peso de los “chupones” de hielo que se forman con las grandes heladas que se producen en esta zona.
Debajo de esta cubierta, es donde hoy se recuperan lo magistrales cuadros de Carducho que se explican en el artículo anterior y la Sillería que hasta hace poco se encontraba en la iglesia de San francisco el Grande en Madrid, y de la que hablaremos en el siguiente artículo.
Santiago Durán García
Arquitecto Técnico (UPM)
MDI Máster En Dirección Inmobiliaria (UPM)
EEM Gestor Energético Europeo (UPM European Energy Manager)
T/f 918.433.646 M. 618.519.717
www.sduran.es
santiagodurangarcia@gmail.com/ s.duran@sduran.es
Cartel de la exposición de los cuadros de Vicente Carducho en Julio de 2011