PATRIMONIO DESCONOCIDO 2 de 3 – EL CANAL IMPERIAL Por Santiago Durán

Santiago Duran García PROYECTOS Leave a Comment

En el presente artículo trataremos de los orígenes, el periodo de transformación en empresa (1835-1873); el periodo de 1873 a nuestros días; y los usos actuales y futuros del canal imperial de Aragón.

LOS ORÍGENES:
El proyecto de hacer el Canal navegable explica sus grandes dimensiones, lo que encareció mucho la obra por dos motivos.
Primero, resultaba un utópico plan de la Ilustración para construir canales en España a imitación de Inglaterra y Francia, utópico porque no tenía en cuenta el coste real y las condiciones naturales del país, que lo hacían imposible; Según este plan, el Ebro había de comunicarse con el Atlántico por los ríos Zadorra y Deva (Guipúzcoa) o por Laredo (Santander), con el Duero por el Canal de Castilla, y con el Mediterráneo por el canal de Amposta a San Carlos de la Rápita (Tarragona), y en segundo lugar, la aspiración de Cortes de Aragón a fines del s. XVII y apoyada por la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País en el s. XVIII, de conseguir para el reino una salida al mar que le permitiera exportar directamente sus productos, principalmente los agrícolas.

La obra fue realizada principalmente por el canónigo zaragozano y primer protector del canal (1772-1793) Ramón de Pignatelli y Moncayo, entre 1776 y 1790, quien en esos años acabó el gran acueducto del Jalón (1780), el cauce hasta Zaragoza (1784), el puerto de Miraflores (1786), las principales dependencias de la empresa (oficinas, viviendas, talleres, astilleros, cuartel, almacenes) en la zona del hoy destruido cuartel de Torrero en Zaragoza, el monumental azud de El Bocal (1790) y multitud de puentes y almenaras , las esclusas y molino de Casablanca, y siete esclusas más, aguas abajo, para la navegación.

LA TRANSFORMACIÓN DE LA EMPRESA (1835-1873)
En la guerra de la Independencia el Canal pasó a depender de los franceses (1810-1813) los cuales al retirarse destruyeron bastantes obras.
Los años siguientes fueron de una gran crisis para la institución. Tres hechos la provocaron: el mal estado de la fábrica (en 1833 aún había obras sin reparar), la supresión en años diversos de la contribución del millón, y el descenso general de los precios agrícolas; todo ello disminuyó los ingresos y aumentó los gastos.
La fuerza motriz generada por el agua del Canal permitió plantear los primeros proyectos de industrialización de Zaragoza; fue ella probablemente la base de las industrias de transformación agrícola (harineras, molinos de aceite) que se desarrollaron en la ciudad durante la época isabelina.

En 1853, gracias a la concesión por 10 años de un salto de agua del Canal Imperial, se constituía la Sociedad Maquinista Aragonesa, primera empresa zaragozana y española de fundición (talleres de construcción de máquinas).
El período de transición puede darse por finalizado con la creación de la Junta Administrativa del Canal Imperial que, dentro de un régimen de autonomía bastante amplio, quedó encargada de la administración y gestión del mismo, compuesta por once personas: tres políticos (el gobernador civil, un miembro de la Diputación Provincial y un concejal del Ayuntamiento de Zaragoza), dos miembros de la Real Sociedad Económica Aragonesa, cuatro regantes y dos industriales usuarios del agua del Canal.

Imágenes históricas del Canal Imperial de Aragón

DE 1873 A NUESTROS DÍAS
El 23 de agosto de 1874 una enorme filtración en la presa estuvo a punto de destruirla, lo que se evitó gracias al director del Canal, Mariano Royo y Urieta; fue rehecha gracias a un crédito de un millón y medio de pesetas suscrito por la Junta en 1875.
El trabajo citado fue la última obra de envergadura en la fábrica del Canal de que se tiene noticia hasta la reciente postguerra, en que los gastos de conservación y reparación fueron también más elevados (1.840.000 pesetas en el período 1944-1946).

El nuevo siglo trajo consigo nuevas y no previstas necesidades de agua en virtud de tres hechos que hoy siguen teniendo plena vigencia: el despegue demográfico de Zaragoza (casi 40.000 hab. en 1770; casi 60.000 en 1857; casi 100.000 en 1900; 264.256 en 1950; más de 469.366 en 1970 y 702.426 en 2016), su despegue industrial (influido por el desarrollo de la industria azucarera que extendió por la Ribera el cultivo de la remolacha) y el paso a una agricultura más intensiva (maquinaria agrícola, abonos químicos, supresión del barbecho, rotación de cultivos con inclusión de plantas forrajeras). La respuesta del Canal ha sido también triple: regularización de los caudales estivales (1918-1945), dragado del cauce (1965-75) y el revestimiento de éste.
A la primera finalidad respondió el proyecto del pantano del Ebro, el Canal tenía capacidad para llevar 30 m.3/sg. de forma continuada, con la misma finalidad de regularizar el riego se acometieron antes o después proyectos de construcción del pantano de Mezalocha sobre el Huerva (Mariano Royo, 1879), de regularización del río Jalón (Mancomunidad Hidrográfica del Ebro, 1932) y de recrecimiento de la presa de El Bocal (1932).

La segunda respuesta a las crecientes necesidades de agua ha sido el dragado, presupuestado en 7.500.000 pesetas, que se efectuó en todo el cauce entre 1965 y 1975, aumentado el caudal disponible.
La tercera ha sido el revestimiento del cauce con hormigón. La tramitación del proyecto fue iniciada hacia 1960. En 1980 estaban ya revestidos dos tramos: del puente de Formigales al de Buñuel (km. 1,600 a 10,960) y enfrente de Gallur (km. 29,120 a 30,100).
El Canal es hoy un organismo autónomo dependiente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (Ministerio del Medio Ambiente), que atiende sus gastos de administración, conservación y explotación con lo que ingresa por la venta del agua y por los demás aprovechamientos de su patrimonio: arrendamiento de terrenos, explotación forestal, salto de agua para electricidad de Berbel en Cabanillas (Navarra), y otros.
Sus oficinas generales en Zaragoza estuvieron ubicadas hasta hace poco en la llamada Casa del Canal, en la zaragozana plaza de Santa Cruz; hoy lo están en un moderno edificio del barrio de Torrero .

USOS ACTUALES
Dos elementos son de destacar en la obra: su trazado y los volúmenes de agua que permite utilizar del Ebro.
Su trazado, paralelo al curso del Ebro y en su margen derecha, tiene una pendiente de 125 m. de desnivel (toma sus aguas en la curva de nivel de los 300 m. y desciende hasta los 175 m.) para los 125 km. de recorrido.
Actualmente dispone de un caudal medio constante, a lo largo de los años y en los diversos meses del año, comprendido entre 25 m.3/sg. y 30 m.3/sg.; la disminución de caudal que el Canal experimentaba en los meses estivales, se solucionó cuando en 1945 se construye el pantano del Ebro, por lo que los diferentes usuarios del Canal tienen un suministro constante asegurado, incluso con sequía.
La mayor densidad de población, respecto de la media aragonesa, de los municipios que se benefician de sus aguas, es resultado del desarrollo que el regadío proporciona.

Los usos de riego, abastecimiento de poblaciones, fuerza motriz y usos industriales navegación, y abastecimiento de ferrocarriles son los usos para los que fue destinado el Canal. Las hectáreas irrigadas por el Canal suponen un total de 26.824, de las cuales 2.757 Ha pertenecen a Navarra y el resto a la provincia de Zaragoza. El agua del Canal permite el desarrollo de una agricultura intensiva de altos rendimientos, más versátil que el cultivo de secano.
Otro de sus muchos usos actuales, para Zaragoza es su consumo urbano e industrial. Hoy son más de 23 los municipios que se abastecen del Canal.
A lo largo del recorrido es habitual contemplar espacios de gran interés ecológico como el soto del canal, junto al aeropuerto.

EL FUTURO DEL CANAL
A lo largo del canal existen obras arquitectónicas y de ingeniería, muchas de ellas con más de 200 años de antigüedad, algunas en trance de desaparecer, otras irremediablemente perdidas.
Unas y otras reflejan unas señas de identidad, cuya recuperación podría dar lugar a crear museos temáticos a lo largo del canal donde se reflejase la complejidad de su construcción, los usos y formas de explotación en el pasado. Las esclusas de Casablanca, Valdegurriana, La Cartuja, son susceptibles de recuperación.
Del mismo modo se pueden sanear los embarcaderos y muelles de Casablanca y Torrero recuperando su uso recreativo.
Se podrían recuperar ciertos elementos como un molino de aceite que funcionó en Casablanca, una noria de agua junto a la actual Central Hidroeléctrica, y otros muchos elementos.
¿Para cuándo un Parque Cultural o Museo Permanente del Agua ofreciendo funciones didácticas y pedagógicas?

BIBLIOGRAFÍA
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Madoz e Ibáñez, P.: Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar; Est. Literario-Tipográfico de P. Madoz y L. Sagasti, Madrid, 1845 (volumen I), art. «Aragón, Canal Imperial de».
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Reglamento orgánico de la Muy Ilustre Junta Administrativa del Canal Imperial de Aragón; Talleres Editoriales El Noticiero, Zaragoza, 1966.
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Pérez Sarrión, G.: El Canal Imperial y la navegación hasta 1812; Institución «Fernando el Católico», Junta del Canal Imperial de Aragón, Departamento de Historia Contemporánea de la Facultad de Filosofía y Letras, Zaragoza, 1975.
Bolea, J. A.: Los riegos de Aragón; Sindicato Central de Riegos del Alto Aragón, Zaragoza, 1978.
A.N.S.A.R.: La ciudad de Zaragoza. Reflexiones en el camino hacia la sostenibilidad; Jornadas.

Santiago Durán García
Arquitecto Técnico (UPM)
MDI Máster En Dirección Inmobiliaria (UPM)
EEM Gestor Energético Europeo (UPM European Energy Manager)
M. 618.519.717
www.sduran.es
santiagodurangarcia@gmail.com/ s.duran@sduran.es

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