PATRIMONIO DESCONOCIDO – LOS DOMINICOS, Por Santiago Durán

Santiago Duran García PROYECTOS Leave a Comment

Todas las mañanas escuchamos que el atasco a Madrid llega hasta la CUESTA DE LOS DOMINICOS, y los que acostumbramos a salir y llegar por la A-1 recordamos una torre inmensa con una cruz aparentemente sujeta en el aire.
Esta torre corresponde al CONVENTO E IGLESIA DE SAN PEDRO MÁRTIR, o los dominicos, que era hasta hace no muchos años la imagen inconfundible en la salida de Madrid, hasta la llegada de los Corte Inglés, la “Vela” del BBVA, o el Distrito “C” de Telefónica, que atascan este accesos.

FUNDACION
El 1 de julio de 1955, se colocó la primera piedra del nuevo convento de San Pedro Mártir, y el 5 de octubre de 1958 era inaugurado el convento al que se trasladaron desde el convento de Sto. Tomás de Ávila, 162 frailes, de los cuales 134 frailes eran estudiantes de filosofía y Teología.
En las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo pasado las vocaciones religiosas en España fueron muy numerosas, y se esperaba que continuasen siéndolo. En el nuevo colegio apostólico o seminario menor construido en Valladolid, el número de aspirantes ascendía el curso 1954- 55 a 415, y el curso siguiente superaba los 500. En el convento de los dominicos hoy residen 25 religiosos dedicados a actividades de enseñanza en centros universitarios y escolares, a la predicación, catequesis, pastoral a diversos niveles, capellanías, asistencia a religiosas e investigación.

LOS EDIFICIOS
Además de su torre, lo que más llama la atención de este edificio es su singular planta, constituida por dos hojas de parábola enfrentadas, que configuran una especie de pajarita asimétrica. Se crean así dos naves, cuyo punto focal es el presbiterio o altar mayor, ubicado en la parte más estrecha.
El conjunto de edificios responde a una ordenación formada por tres elementos: iglesia, refectorio y clases, a los que han de concurrir los Padres Profesores, los Padres jóvenes y los coristas.

Estos seis factores en la ordenación del conjunto se han dispuesto de forma que cada uno de ellos tenga la más sencilla y clara relación de interdependencia o aislamiento que exige el desarrollo de la labor diaria que se ha de realizar allí.
Como elementos auxiliares aparecen otros edificios aislados o enlazados tales como cocina, pabellón de monjas con sus servicios de lavandería, costura y plancha, enfermería, pabellón de máquinas para calefacción, vapor, transformador eléctrico, y garaje. La planta resultante de la conveniente disposición de este programa tiene una forma irregular, cerrada en algunas zonas formando claustros y patios, y abiertas al paisaje en otras.

Vista de la planta de los edificios y detalle de la iglesia
Vista de la antigua carretera de Burgos y de los edificios que forman el Convento
Vista de de los espacios interiores

IGLESIA DE SAN PEDRO MÁRTIR
Se podía realizar con multitud de soluciones (románicas, góticas o gran magnificencia, soluciones barrocas llenas de agudeza e ingenio), es decir podía adoptar la postura de no aportar nada nuevo, pero para Miguel Fisac había otra posición más honrada, que consiste en no dejarse llevar por lo anterior ni desdeñarlo tampoco. Hay que estudiar el problema desde su esencia y comprobar lo que de vigente tienen en nuestros días las soluciones anteriores.
Creyó necesario comenzar estudiando la agrupación lógica de fieles en la planta, de dos categorías diferentes, alrededor del altar. Los religiosos habrían de colocarse en una situación noble y los fieles debían tener una situación digna. Si los religiosos se ponían a ambos frentes del altar sólo cabía la posibilidad de posicionar a los fieles a ambos lados del mismo. En las partes laterales tendrían una posición forzada de escorzo con relación al Altar, lo que desechaba la solución de planta circular.

Se empezaba a diseñar, por sí solo, una solución jerarquizada de forma hiperbólica, una forma única, que no había sido utilizada en ningún templo.
El arquitecto llega a una solución pionera y única hasta hoy, colocando el altar entre el coro y los feligreses, con capacidad para 300 frailes y 700 personas respectivamente.
Se crea un apasionante espacio dinámico que, gracias a las hipérbolas que configuran las paredes laterales, hace que el espacio fluya hacia el altar, elevado 7 peldaños, para ascender después gracias al efecto que provoca el tamizado de la luz en vertical. La luz cae como un torrente, un foco de iluminación natural que aporta dramatismo a la escena y marca el altar como centro dominante y estructurador del espacio.
Decidida la solución de planta quedaba por resolver la ordenación en volumen, crear un trozo de aire en el que los fieles se sintieran atraídos a la oración acompañados de un dinamismo hacia un punto: el Altar, ya que la oración de un católico no es individual e independiente, sino colectiva, de Comunión.

El dinamismo, en este caso, tiene una doble dirección encontrada hacia el altar. De una parte el sector correspondiente al coro, y de otra la zona de los fieles. En la propuesta de Fisac, el presbiterio se convierte en la estancia donde los dos ámbitos confluyen. Al fondo del mismo, ocupando la sección de menor superficie, se extiende la parte reservada a los monjes, mientras que la nave de uso público se ubica delante del altar, en un plano más bajo.
Todo ello crea un aire muy escenográfico, que queda subrayado por la estudiada iluminación interior, conseguida a partir de la luz natural y el color, los grandes atractivos del conjunto.

La luz, con una potente iluminación cenital sobre el altar, mediante una celosía de tubos metálicos que dirigen la luz natural, recibe la luz directamente desde arriba, a través de una serie de ventanales superiores, abiertos a los lados, que proporcionan una tonalidad dorada.
Esta procedencia cenital crea el efecto de que la luz cae verticalmente, deslizándose sobre el Cristo que preside el altar, realizado por Pablo Serrano (1908-1985), que parece estar flotando en el aire, gracias al sistema de sujeción ideado por Fisac, con finos cables de acero que cuelgan del techo.

Dos vistas del Cristo de Pablo Serrano que preside el altar, suspendido en el aire, al fondo, el coro

En cuanto al uso del color lo encontró ubicando vidrieras laterales que distinguieran dos ambientes diferenciados: el de los fieles, con tonalidades azules, que dan lugar ambientes frío que va pasando paulatinamente hacia los tonos dorados para fundirse con la luz cenital, encima del altar, y que luego continúa con una gama de rojos que envuelve la zona del coro, unido a la vidriera con recuerdos y simbología del martirio de san Pedro de Verona para la escolanía de dominicos.

FRISO
Asignado el sitio de colocación a una altura de 12 metros, cubriendo unos 14 metros y medio aproximadamente (fijando como anchura de la franja 2,50 metros), el problema decorativo bien pronto se cristalizó.
Sobre la fachada curva, se disponía de una franja decorativa en relieve con fuertes claroscuros en contraste con el muro sencillo, y que estuviese al mismo tiempo en armonía con la zona de sombra bajo la línea horizontal.
El TEMA del friso surgió del «tema» mismo de la iglesia del Teologado, que sería dedicada a los mártires de la venerable Orden de Predicadores. Se buscó representar “lo esencial de todo martirio; la fuerza brutal y aniquiladora del «mundo» y la fuerza espiritual, religiosa, aparentemente más débil y sometiéndose a la primera, pero resurgiendo en victoria final”

Vista de lucernarios, clases y detalle del friso exterior

LA TORRE DEL CAMPANARIO
Centro de gravedad de todo este conjunto es la iglesia que queda claramente expresada al exterior por una torre de 65 metros de altura formada por 16 pilares de hormigón armado, enlazados por una rampa. Está formada por una estructura de hormigón abierta, de tal modo que la escalera de caracol que recorre su interior queda completamente al descubierto. En lo alto de la torre hay instalado un adorno metálico, consistente en una maraña de hierros que envuelve una cruz.

CELDAS DE CORISTAS.
La celda de corista tiene una superficie de 25,51 m2, y aunque forma un solo recinto espacial, está compartimentado por el mobiliario en tres zonas: una más interior para dormir y guardar ropa; otra, próxima al ventanal, para estudio y estantería de libros, con iluminación lateral izquierda en todas las celdas y una posición de trabajo bisectriz del plano de ventana y del normal a él, posición óptima contra el deslumbramiento, de una parte, teniendo sin embargo visión lejana, de otra. La tercera zona es la de aseo.

MIGUEL FISAC
El autor de la obra nació en Daimiel (Ciudad Real), el 29 de septiembre de 1913 y murió en Madrid el 12 de mayo de 2006. Miguel Fisac manifestó desde su infancia en Ciudad Real una singular preferencia por el dibujo y la estética, que le motivaron a elegir la carrera de arquitectura.

Vista de la Torre y Coronación con la cruz

Tras la guerra civil (1936-39), se matriculó en la Escuela de Arquitectura en Madrid, continuando sus estudios interrumpidos, que finalizó en 1942. Miembro del Opus Dei, que abandonó años más tarde, en 1949 viaja a los países nórdicos, y allí admiró la obra  Böhn, que rechazaba construir espacios rectangulares de proporciones determinadas.
Para Fisac cada espacio se construye para un uso concreto: una iglesia que invite a rezar; una escuela cuyos elementos sean los precisos para enseñar y aprender; unos laboratorios luminosos para investigar.
Diferencia la arquitectura religiosa por tener características propias, el templo ha de ser un trozo de “aire sagrado”, en el que cada uno sienta el deseo de acercarse a lo sobrenatural, de contactar con Dios. Este aire sagrado lo crean las formas, símbolos, dimensiones y orientación de la luz., pensaba que un templo Católico ha de tener un dinamismo y movimiento material del ambiente hacia el altar.

EL VITRAL DEL ABSIDE
El arte de la vidriera nace con la catedral gótica, cuando la arquitectura, rompiendo los macizos muros de los templos románicos, da en sus inmensos ventanales y rosetones cabida y espacio vital a la inspiración artística de la humanidad cristiana.
En el Renacimiento y el Barroco desaparece prácticamente el vitral de las iglesias debido a la nueva orientación espiritual y arquitectónica. Retorna en el siglo pasado como complemento del Neo-románico y neo-gótico, con la misma falta de autenticidad que caracteriza a estos estilos.
La renovación del arte de la vidriera comienza con el arte y la arquitectura contemporáneos. Utilizando un nuevo material, se ha llegado no sólo a aproximarse a la belleza y luminosidad de los vitrales antiguos, sino que se los ha superado.
Hoy se utilizan vidrios gruesos de un espesor de casi 3 centímetros para la creación de vidrieras. Estos trozos que no se pueden fabricar en una dimensión mayor de 20 por 30 centímetros, pueden labrarse con el cincel después de su colocación, obteniendo así una superficie irregular de pequeños prismas a través de los cuales se quiebra la luz, haciendo brillar los cristales como piedras preciosas.

Vista de la vidriera tras el coro

BIBLIOGRAFIA
FUNDACION MIGUEL FISAC.
CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE MIGUEL FISAC

Santiago Durán García
Arquitecto Técnico (UPM)
MDI Máster En Dirección Inmobiliaria (UPM)
EEM Gestor Energético Europeo (UPM European Energy Manager)
T/f 918.433.646 M. 618.519.717
www.sduran.es
santiagodurangarcia@gmail.com/ s.duran@sduran.es

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