.¿CUANTO VALE UNA PRESA EN EL SIGLO XXI?
La historia de la construcción de presas en España, dos veces milenaria, ha proseguido en el pasado Siglo XX incorporando nuevas tecnologías, que han permitido elevar la altura y las capacidades de embalse, así como incluir ubicaciones en otra época imposibles e impensables.
Permítanme guiarles a través de los números y los logros de la ingeniería de presas durante el siglo pasado, centrándonos en las presas situadas en la zona norte de Madrid. En este proceso, resumido en el CUADRO siguiente, pueden definirse tres períodos: desde 1900 o lo guerra civil, desde 1940 a 1990 y desde 1990 hasta la actualidad.
PERÍODO 1900-1939
Los comienzos de siglo coincidieron con el pensamiento regeneracionista, tras el desastre del 98 y la pérdida de las colonias, Joaquín Costa y Rafael Gasset propusieron el desarrollo hidráulico, encaminado principalmente a la creación de grandes regadíos y obras de regulación. La actividad constructora, con 17 presas construidas entre 1901y 1910, alcanzó una importante aceleración en las tres décadas siguientes, con unas 45 presas construidos cada década.
Las Confederaciones Hidrográficos, a finales de los años 20, establecieron las bases que culminaron en el Plan Hidrológico. Gran parte de lo espectacular actividad desde 1950 se basó en estudios o proyectos desarrollados entonces.
Al final de 1940, poco después de un año de terminar lo guerra civil, había 209 presos, 57 de ellas anteriores a 1900 y 152 construidas en los cuatro décadas del siglo. Lo capacidad total de los embolses era de 4.030 hm3.
DE 1940 A 1990
La guerra civil (1936-1939) creó un desequilibrio y la necesidad de recuperarlo en la posguerra, pero tropezó con el comienzo de la mundial, dificultades financieras y de suministros, que se prolongaron al menos hasta 1952.
En el período 1940-1950 se terminaron 63 presos, actividad un 50% superior a las tres décadas anteriores. Hoy que señalar la inauguración en 1945 del embalse del Tranco de Beas, en el Guadalquivir, con una capacidad de 500 hm3 y central subterránea, la primera de importancia construida hasta entonces, aunque yo existía uno en el desfiladero del Chorro (1920).
En la década 1940-50 se dieron dos períodos particularmente secos, con epicentro en los años 1944 y 1949, que sirvió para acuñar la expresión de «pertinaz sequía».
España es un país pertinazmente seco en una parte importante de su territorio, con grandes disparidades estacionales y enormes oscilaciones interanuales, de lo que dejan constancia histórica topónimos repartidos por nuestro geografía, como Villaseca, Arroyoseco, Rioseco, Riosequillo.
Las sequías de los años cuarenta se daban en un país deficitarios en presas, canales y embalses, en recuperación tras la guerra, en un momento de expansión demográfica y con una infraestructura energética basado en la hidroelectricidad, que suministraba el 75% de lo energía eléctrica. Las restricciones eran generalizadas, y no sólo afectaron al agua, sino también o lo energía, algo que ya no se da desde hace décadas.
La economía española se abrió al exterior en 1952, y con mayor despliegue a partir de 1959 con el Plan de Estabilización. La gran actividad a partir de 1950 se aprecia en el CUADRO 1: en el medio siglo entre 1940 y 1990 el número de presas se multiplicó casi por cinco, y por más de 12 la capacidad de embolse. Paralelamente se produjo la expansión energético, incluso más necesaria para el país, y cuyo crecimiento alcanzó durante dos décadas tasas superiores al 10% anual.
ntre 1950 y 1970, con una legislación incentivadora, se realizaron los sistemas de aprovechamiento hidroeléctrico integral del Duero, Tojo, Miño, Sil y Ebro, que requerían grandes presos, con innovaciones técnicos y aturas crecientes, hasta los 202 metros de lo de Almendra. El 42 % de las presas construidas fueron hidroeléctricos (CUADRO 2).
Al comienzo de los setenta se suprimen los incentivos a las centrales hidroeléctricas, que fueron sustituidos por otros que primaban a termoeléctricos. Pocos meses después, estalló la gran crisis del petróleo (1973) y gracias a estas centrales hidroeléctricos, se contuvo en parte la subida del precio del petróleo, aunque se produjo una notable deceleración en la construcción de presas hidroeléctricas.
La actividad desde los setenta se centró en la ampliación de potencia de centrales en servicio y en nuevos centrales reversibles, más tarde (o partir de 1980) en los mini centrales, con poco incidencia en el total hidroeléctrico. Sólo 40 presas hidroeléctricas fueron construidos entre 1970 y 1990.
A pesar de ello, gracias al equipamiento hidroeléctrico en potencia, energía y regulación hasta 1970, la garantía del suministro eléctrico se ha elevado considerablemente, y ya no acusa perceptiblemente los ciclos hidrológicos, a pesar de que desde 1940 o 1990 lo potencia instalado por habitante ha posado de 59 W a 1.159 W (20 veces más) (CUADRO 3).
A partir de 1980, además del cambio radical energético, se reduce el ritmo de construcción anterior por los resultados alcanzados. La regulación conseguida representaba ya una infraestructura importante que resolvía la mayor porte de los problemas hidráulicos en casi todo del país. Se superaron las opiniones que identificaban la política hidráulica con el régimen anterior, y tildaban los presas de obras «faraónicas», olvidando que los problemas de la tierra y el agua son permanentes, y que las obras hidráulicos han sido base de riqueza y de igualación de clases.
Pronto la realidad se impuso, y se recuperó un ritmo un poco inferior al precedente (157 presas en 80-90 frente a las 194 de medio en las tres décadas anteriores). A final de la 80-90 había en construcción 92 presas, lo que situaba y sigue situando a nuestro país en el primer puesto en Europa en esto actividad, con gran diferencia, y el quinto en el mundo.
EVOLUCIÓN DE LA ALTURA DE LAS PRESAS Y DE LA CAPACIDAD DE EMBALSE La altura de las presas ha ido en aumento durante este siglo (CUADRO 4). La máximo de 103 metros de Camaraso, ya en 1920, no se sobrepasa hasta 1950 en la Cohilla; o partir de ahí va aumentando progresivamente hasta los 202 metros de lo presa de Almendro en 1970, tope absoluto no superado. Aporte de ello, la de Canales, con 165 metros (1988), es lo más alta de materiales sueltos; y la de Alcántara, con 135 metros (1969), es la más alta de contrafuertes en España, y en el mundo.
En total, desde 1940 o 1991 se han construido 3.232 presas de altura superior a 100 metros, de ellos tres con más de 150 metros.
El mayor embalse hasta 1940 ero el de Ricobayo, 1.200 hm3. Esa cifra se fue superando continua mente (CUADRO 5) hasta los 3.162 en Alcántara en 1969 y 3.232 en La Serena, en 1989. Es digno de mención el número de embalses con capacidad superior o 500 hm3 {CUADRO 6).
En su conjunto, desde 1940 o 1990 lo capacidad total se multiplica por 12,2. Y en 1991, el embolse total, incluyendo los 62 presas en construcción, era de 54.580 hm3, un 50% de lo escorrentía medio anual y 13,5 veces superior o lo capacidad total en 1940.
En un próximo artículo analizaremos cuanto vale construir una presa y a cuanto asciende el valor del patrimonio en Presas de la Sierra Norte de Madrid.
BIBLIOGRAFIA
Las presas españolas del siglo XX Eugenio Vallarino y Cánovas del Castillo y José Alberto Herreras Espino. Revista de Obras Públicas.
Eugenio Vallarino y Cánovas del Castillo (‘Doctor Ingeniero de Caminos. Canales y Puertos, Profesor Emérito)y José Alberto Herreras Espino’ (Doctor Ingeniero de Caminos. Canales y Puertos Presidente de SYNCONSULT. S.L.)
Santiago Durán García
Arquitecto Técnico (UPM)
MDI Máster En Dirección Inmobiliaria (UPM)
EEM Gestor Energético Europeo (UPM European Energy Manager)
T/f 918.433.646 M. 618.519.717
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