¿Quién no quiere vivir en Marbella por dinero claro en la Marbella la madrileña o incluso en la Marbella extremeña?
El caso de hoy les traemos es un culebrón donde todo desde el principio no debería haber ocurrido: Una Isla en un embalse, un entorno protegido, que se convierte en una urbanización para ricos, las palabras exclusiva, privilegiada y lujo que han perdido su significado.
Un enclave es exclusivo para el que lo visite, debería ser privilegiado si consigue ser respetado, sería considerado un lujo poder transmitirla a nuestros hijos en un estado mejor que lo que nos hemos encontrado.
En el año 2014 nos enteramos a través de las noticas, como ésta de El Mundo, que El Tribunal Supremo ordenaba el derribo del complejo turístico de lujo Marina Isla de Valdecañas, que incluye 2 hoteles y 200 villas de lujo. La sentencia ordenaba la reposición de los terrenos a la situación anterior Para los denunciantes, tras ocho años de lucha judicial. Pero, qué ha podido pasar en 8 años de periplo, absolutamente de todo.
UN VISTAZO AL COMIENZO
Según José Carlos salcedo y Antonio-José Campesino, del Departamento de Construcción y Departamento de Arte y Ciencias del Territorio Universidad de Extremadura. Cáceres en su trabajo Marina Isla de Valdecañas (Cáceres): de proyecto de interés regional a liquidación por derribo.
Denominan al El complejo turístico Marina Isla de Valdecañas, “un dislate estrella de planificación urbanística, patrimonial y turística, resultado de la incompetencia de las administraciones públicas extremeñas, que lo acogieron y aprobaron, y del ecologismo anti todo, incapaz de entender la sostenibilidad social y económica del territorio extremeño.
Entre 1957 y 1963, Hidroeléctrica Española construyó el embalse de Valdecañas en la cuenca del Tajo, retenido por una presa de bóveda de 100 m de base y 300 de coronación, dotado de tres turbinas y potencia de 225.000 kW.
El Embalse obligó a los habitantes del valle, a su realojo en los poblados de colonización del valle del Tiétar o forzándolos a la emigración; sumergieron entre otros, patrimonio tan notable como los restos arqueológicos de la Augustobriga romana (Talavera la Vieja), en la calzada principal de Mérida a Zaragoza, quedando los restos las columnas del templo de Los Mármoles, trasladadas en 1963 al borde del embalse, dólmenes neolíticos, vías pecuarias y redes camineras, con transformaciones paisajísticas e impactos ambientales brutales.
En la cola del embalse quedó una pequeña isla desierta de 134,5 ha, un erial a pastos sin valor agropecuario alguno, con encinas aisladas y eucaliptos, a caballo entre los términos municipales cacereños de El Gordo y Berrocalejo. Pese al nulo valor patrimonial del entorno transformado, la Junta de Extremadura decidió en enero de 2005, declarar las 7.178 ha del embalse de Valdecañas zona de especial protección de aves (ZEPA) y solicitar a la Unión Europea su inclusión en la Red Natura 2000. Resultó rentable apuntarse al ecologismo (como veremos después, aviso a navegantes), con desconocimiento de su trascendencia futura, por sus limitaciones sobre la población y otros usos no agroganaderos del suelo rústico.
EL PROYECTO Turístico
En 2005, el Grupo Empresarial Marina Isla Antilla, S. A., radicado en Sevilla, de solvente currículum en sus promociones turísticas (Marina Isla Antilla, Hotel Oasis Islantilla, Complejo Turístico de El Rompido —Cartaya—, puerto deportivo Río Piedras), compró a dos propietarios privados la isla de Valdecañas.
Sobre ella, el equipo de Miguel Ángel Gea & Arquitectos proyectó un resort de lujo (campo de golf, hoteles y villas), eufemísticamente denominado “COMPLEJO TURÍSTICO, DE SALUD, PAISAJÍSTICO Y DE SERVICIOS MARINA ISLA DE VALDECAÑAS”, en el entorno privilegiado de las 7.178 ha del embalse.
El objetivo era trasladar al interior el modelo de lujo (golf más sol y playa) del litoral, materializando una superficie edificada de 119.700 m2, en los 1.336.017 m2 de superficie de la isla, con la creación de 400 empleos en la fase de construcción y 180 en la de explotación.
El complejo turístico contaba inicialmente con campo de golf de 18 hoyos, dos hoteles, uno de cuatro estrellas con cien habitaciones de la cadena Husa Golf (todavía en funcionamiento) y otro Hotel Medical-Spa, de cinco estrellas, aún a medio construir y detenido por imperativo legal; zona residencial con 300 villas unifamiliares de lujo, con superficies entre 270 m2 y 600 m2, en parcelas de 800 m2; balneario con 70 suites; 150 apartamentos de dos dormitorios de 105 m2 con terraza de 40 m2; buggies eléctricos para desplazamientos por el campo de golf y el complejo; dársena náutica y puerto deportivo, playa artificial con zona lagunar represada , centro de convenciones; zonas comerciales; carretera de acceso al complejo, carriles para peatones y bicicletas; plantación de 4.500 árboles, potabilizadora de agua y depuradora de aguas residuales.
Toda una profusión de instalaciones de alta calidad, pensadas para satisfacer demandas múltiples de tipologías turísticas (individual y de empresa, golf, náutica, caza, naturaleza, salud, congresos y otros eventos), aprovechando los valores naturales, paisajísticos y medioambientales del embalse y de los privilegiados entornos de la sierra de Gredos y del Parque Nacional de Monfragüe.
ZONIFICACIÓN
Las villas se reparten en tres zonas: borde sur, borde noroeste y parte alta de la isla. Las dos primeras zonas están completamente edificadas y la tercera ha quedado paralizada tras la sentencia judicial. Las casas son unifamiliares y se distribuyen en hileras de manera que permite las vistas hacia el agua y al horizonte de todas ellas.
Al hotel compacto de tres alturas y cuatro estrellas, de la cadena Husa Golf, se accede desde el vial principal por situarse en la parte más elevada, con vistas lejanas. Para el segundo hotel, de cinco estrellas, con apartamentos individuales aterrazados al nivel del agua, se eligió la punta meridional, la más reservada y de mejores vistas, pero su construcción ha quedado en estructura.
La zona perimetral de la isla corresponde al camino de servidumbre, que se puede recorrer en su conjunto y a su vez permite el acceso a distintas zonas: hotel, piscinas, dos ámbitos de casas, campo de golf y pantalán náutico.
CAMPO DE GOLF
El campo de golf de 18 hoyos ocupa básicamente las dos vaguadas de la isla y su lado oriental, desde sus sendas peatonales se puede acceder a las distintas zonas, a través del viario principal y del hotel.
La zona deportiva, a la entrada de la urbanización, engloba los campos de futbol, pistas polideportivas y pistas de tenis y pádel, con su edificio anexo. Está pensada para la práctica de deportes, sin interferir en el funcionamiento de la urbanización, de manera que podría ser utilizada para competiciones regionales. La dársena náutica se sitúa en la orilla norte con acceso al pantalán de atraques mediante vehículos eléctricos.
CARACTERÍSTICAS DE LA URBANIZACIÓN
Tanto los edificios de los hoteles como las villas y edificios auxiliares pertenecen a la tipología más moderna de las promociones del litoral en los últimos años. Volúmenes cúbicos de colores claros y terrosos, con poco impacto visual, cubiertos en sus perfiles por arbolado. Pese a su precio final, son constructivamente bastante económicos. Hay varias tipologías en cuanto a los volúmenes edificados: la casa tipo tiene 255 m2 construidos (222 m2 de techo y un porche de 33 m2); existe un tipo más compacto, y otro en el que los volúmenes se separan, dejando un espacio interior a modo de patio abierto ajardinado. Cuentan con porches y pérgolas exteriores.
EL DISLATE TERRITORIAL, URBANÍSTICO Y AMBIENTAL
La inversión inicial de 200 millones de euros y la creación de empleos estables sedujeron fácilmente a la Junta de Extremadura, a su presidente, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y al consejero de Economía y Turismo, Manuel Amigo, así como a los mini municipios regresivos de El Gordo (390 habitantes) y Berrocalejo (126 habitantes), que intuyeron la llegada de la gallina de los huevos de oro.
La Agencia Extremeña de la Vivienda, el Urbanismo y el Territorio (con su presidente, el arquitecto Javier Corominas Rivera) y la Dirección General de Medio Ambiente dieron informe inicial favorable al anteproyecto el 24 de enero de 2006.
Como el fin justificaba los medios, a petición de los ayuntamientos (13-10-2005) y tras la audiencia a los mismos (7-11-2005), la Junta de Extremadura por decreto 55/2007, de 10 de abril, aprobó el Proyecto de Interés Regional (PIR) “Marina Isla de Valdecañas”, con el objetivo de reclasificar y recalificar los terrenos de la isla para la construcción del complejo turístico.
Y lo hicieron sin supeditación alguna, como era preceptivo, ni a las Directrices de Ordenación Territorial, ni al Plan Territorial del Campo Arañuelo (en redacción), al que estaban adscritos los municipios de El Gordo y Berrocalejo, y que obtendría aprobación definitiva por decreto 42/2008, de 21 de noviembre (doe, núm. 230 de 27-11-2008).
El Gordo, que contaba con un Proyecto de Delimitación del Suelo (PDSU, 1985), fue obsequiado con un Plan General Municipal (PGM), redactado por Rueda y Vega Asociados, S. L., en menos de dos años. Por su parte, Berrocalejo disponía también de un PDSU (1985)9 que, como en el caso anterior y a idénticos efectos oportunos, fue ascendido a Plan General Municipal (PGM), para dar asimismo cobertura legal al proyecto Marina Isla de Valdecañas, considerado entonces la punta de lanza de la estrategia del turismo de embalses en Extremadura.
Llama la atención la celeridad se tramita la aprobación del planeamiento cuando corre prisa a la Administración y cómo se retuerce el planeamiento hasta que los proyectos encajen a calzador.
¿Y qué pasará con nuestra Marbella Extremeña?
Lo veremos en un próximo artículo.
Santiago Durán García
Arquitecto Técnico (UPM)
MDI Máster En Dirección Inmobiliaria (UPM)
EEM Gestor Energético Europeo (UPM European Energy Manager)
M. 618.519.717
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